“Este libro no se recomienda: se advierte”

El libro logra también una estética coherente, que acompaña el espanto con un trazo igualmente hiriente. No se puede cerrar este libro sin sentir que algo se ha quebrado adentro.
Hay libros que se leen y hay otros que se sobreviven. PERTURBADXS, de Manuel GParra, pertenece con brutalidad a este último grupo. Más que una lectura, es una experiencia visceral, un descenso sin red a las zonas más oscuras del alma humana, allí donde el amor se pudre, la infancia se corrompe y el placer se mezcla con la muerte.
Este no es un libro para cualquiera. Quien busque consuelo, belleza tradicional o moralejas, que se mantenga lejos. Lo que GParra entrega aquí son viñetas breves y afiladas como bisturíes, donde cada página parece una escena descartada de la conciencia colectiva por ser demasiado cruda, demasiado sucia, demasiado cierta.
El lenguaje es directo, descarnado, casi clínico. No hay florituras ni adornos: sólo la realidad en carne viva. Los relatos —porque más que cuentos, parecen confesiones o flashes de una conciencia psicótica— desfilan con una economía de palabras admirable. Cada párrafo parece escrito con sangre y recitado entre sollozos.
PERTURBADXS habla de la familia como campo de batalla, del sexo como grito o castigo, de las adicciones como religión y del amor como enfermedad terminal. No hay personajes buenos ni redención posible. Sólo humanos rotos haciendo lo que pueden (o lo que no deberían) para calmar su ruido interno.
GParra no juzga a sus personajes. Los muestra. Los pone bajo una luz amarilla de motel o de interrogatorio y nos obliga a mirarlos hasta que parpadeamos. A veces el lector se descubre cómplice. Otras veces, simplemente horrorizado. Pero siempre conmovido. Porque lo que más perturba de PERTURBADXS no es la sangre ni el sexo ni la muerte. Es el eco de verdad que deja, como un balazo que no mata pero deja sordo.
En tiempos donde todo parece anestesiado, PERTURBADXS es un grito necesario. Un recordatorio de que lo humano no siempre es bello, pero sí siempre profundo. Este libro no se recomienda: se advierte.
Manuel GParrra, Soy Manuel, el título de ingeniero continúa colgado en la pared. La guitarra no
tiene cuerdas, el clonazepam ya no me hace efecto y la botella de Jack Daniel’s quedó a medio tomar. Apaguen el sol si quieren, y no pregunten por nosotros. ¡Gracias!