Nombre del autor: Editorial Tintapujo

Autores Venezolanos, Cuento, Cuento Ilustrado, Libro infantil, Novedad Literaria, Relato, Teluria Editores, Tintapujo Editores

Los sueños de Aron y el león de Judá: Una obra para leer con el alma

Un libro no termina cuando se cierra, continúa latiendo en quien lo ha leído “Aquel día creí que el arte se había ido conmigo, pero aún vive en mí.”  la infancia como umbral de lo sagrado “Los Sueños de Aron y el León de Judá” es mucho más que un libro ilustrado. Es una obra que se sitúa en la frontera entre la literatura simbólica, la poesía visual y la espiritualidad narrativa. A través de los ojos de Aron —un niño de siete años inspirado en el propio sobrino del autor—, el lector es invitado a realizar un viaje introspectivo, donde los elementos del entorno no son meramente decorativos, sino vehículos de significado profundo. El relato se construye desde la infancia, pero no se queda en la ingenuidad. Aron es curioso, expresivo y a veces temeroso, pero sobre todo es un niño que se atreve a soñar. Y es dentro de ese sueño donde ocurre toda la historia: un espacio onírico cargado de símbolos y revelaciones, que no busca respuestas cerradas, sino abrir puertas interiores. El mar como conciencia: testigo, espejo y guía El mar, presente desde el título y la estructura poética de la obra, no es un escenario pasivo. Funciona como símbolo de lo inconsciente, de lo profundo y lo misterioso. Es, a la vez, espejo del alma del niño y testigo silencioso de su transformación interior. Su mirada no juzga: simplemente observa y permite que el viaje ocurra. En la tradición simbólica, el mar representa lo inmenso, lo maternal, lo originario. Bajo su mirada, Aron no solo explora el mundo exterior, sino también sus emociones, sus dudas y sus miedos. Es en ese entorno líquido e inestable donde el personaje se encuentra consigo mismo. Un viaje simbólico hacia lo invisible A lo largo del relato, la aparición constante de las abejas añade una dimensión enigmática a la historia. Su función no es narrativa en el sentido clásico, sino profundamente simbólica. Se presentan como presencias activas, mensajeras de un lenguaje sagrado, que el lector debe interpretar a su manera. Las abejas, asociadas en muchas culturas con la sabiduría, la comunidad, la memoria y el alma, no tienen una única lectura. En esta obra, su vuelo parece invitar a la contemplación y al silencio atento. Son guía, pero también eco de algo más grande, algo que no se puede entender del todo con la mente, sino con la intuición. El León de Judá: símbolo de fuerza espiritual El León de Judá, figura central y guía silencioso del viaje de Aron, carga con un poderoso contenido simbólico. En la tradición bíblica y mística, representa poder, protección, realeza espiritual y despertar. Sin embargo, en este relato no ruge: habla. Esa voz del león no es imponente, sino serena. Acompaña a Aron sin imponerle caminos, despertando en él la necesidad de enfrentar sus temores y de encontrar una voz propia. Este personaje funciona como figura arquetípica de lo divino, lo trascendente, lo que guía sin esclavizar. Estética visual y narrativa: cuando imagen y texto son uno Una de las fortalezas de la obra es su coherencia estética. El autor, también encargado de las ilustraciones, crea un universo visual que no acompaña al texto, sino que lo amplía y lo complejiza. Las imágenes no ilustran lo obvio: abren nuevas capas de lectura, invitan a la pausa, al detalle, al silencio. Este libro se ubica lejos de las convenciones del relato infantil tradicional. Su ritmo es lento, contemplativo, poético. Cada página es una atmósfera, y cada ilustración puede leerse como un poema visual. Esto exige del lector una disposición especial: no leer para avanzar, sino leer para quedarse. Una obra para leer con el alma Los Sueños de Aron y el León de Judá es una obra que escapa de las categorías fáciles. No es solo literatura infantil, no es solo un libro ilustrado, no es solo una historia espiritual. Es todo eso y algo más: una invitación a detenerse, a volver a mirar el mundo desde la mirada sensible y desprotegida de un niño. En su aparente sencillez, la obra esconde una arquitectura simbólica rica y compleja. Su lectura despierta preguntas, intuiciones, resonancias. Como todo libro con alma, no termina cuando se cierra: continúa latiendo en quien lo ha leído. VÍCTOR RIVERO, nació en Barquisimeto en 1993; oriundo de Chivacoa, Estado Yaracuy Venezuela, este artista ha fusionado su formación en Administración con una profunda pasión por la música y las artes visuales. Su paso por el Sistema Nacional de Orquestas de Venezuela y otras fundaciones musicales, sentó las bases de su carrera, es cantautor e instrumentista, su talento no se limita a la música. Es fundador de HUELLAS un movimiento artístico para niños y adolescentes, construyéndolo en diferentes espacios por casi 8 años dentro de su país de origen, ha demostrado un compromiso inquebrantable con todo lo que Dios ha entregado a su vida a través de diferentes expresiones de arte. Además, su faceta de diseñador e ilustrador nos revela una sensibilidad estética muy personal. En la actualidad, nos sorprende con su faceta literaria, presentando su más reciente libro y anticipando una nueva entrega que promete seguir cautivando a sus nuevos lectores infantiles.

Autores Chilenos, Cuento, Novedad Literaria, Relato, Teluria Editores, Tintapujo Editores

Contar para existir: la necesidad humana de narrar. Escritor Chileno Alejandro Morales publica su libro. Sus historias no comienzan con “Érase una vez”, sino con “Hubo una vez un niño…”

Los niños de nadie, una obra publicada por Editorial Tintapujo Alejandro Morales y Los niños de nadie: una narrativa chilena que cuenta ya no desde la distopía sino desde el reencantamiento del mundo y su memoria. un cuento siempre cuenta dos historias y la historia secreta es la clave de la forma del cuento en esta obra, la originalidad de esta propuesta en palabras de Borges y Cortázar, no cuenta una historia externa, sino que habla sobre la necesidad humana de narrar. Desde la oralidad y la oraliteratura hasta el cuento contemporáneo, que celebra el relato como una forma de conocimiento y de emoción. Quizá estemos ante una metanarrativa en la obra Los niños de nadie. En cada relato sutil y estremecedor, el autor nos conduce por el camino de lo simbólico de una transformación. Lo que al principio parece un cambio físico —una piel que deja de ser blanca para tornarse negra como el carbón— pronto se revela como una metamorfosis más profunda: la oscurecida del alma, el inicio de una herida invisible, el descenso delicado pero inexorable hacia una forma de sombra que nadie alrededor alcanza a ver. Aunque pueda parecer obvio, en el cuento La niña que comenzó a oscurecerse la luz y la oscuridad no son solo elementos visuales, sino estados emocionales, metáforas de una sensibilidad que se resquebraja lentamente. La protagonista, que alguna vez se regocijaba con el canto de los pájaros y los anuncios de primavera, comienza a perder esa conexión con la alegría natural del mundo. El texto nos habla —sin decirlo del todo— de los primeros encuentros con el dolor, con el amor en su forma más ambigua, con aquello que germina en el silencio, como una raíz negra bajo la tierra fértil. Desde una mirada literaria, este cuento se inscribe en una tradición de realismo poético y simbólico, donde los cambios externos reflejan conmociones internas. La transformación de la niña no es castigo ni enfermedad, sino símbolo: un lenguaje alternativo para hablar de la pérdida de la inocencia, de la experiencia emocional que marca la entrada en una nueva etapa vital. La negrura que la invade no es racial ni social; es existencial, íntima, y silenciosamente devastadora. En el estilo profundamente sugerente de la narración en Los niños de nadie, no hay estridencias; cada cuento está cargado de resonancias, es un ejemplo poderoso de cómo la literatura puede dar forma a lo que no se puede decir en voz alta. Es una advertencia suave, un susurro oscuro: hay cosas que crecen sin ruido, y no por ello dejan de doler. En Los niños de nadie, los límites entre lo real y lo imaginario se disuelven para dar paso a una narrativa en la que la función poética, el pensamiento mítico y el compromiso social se entrelazan con fuerza y originalidad. Con esta obra, el autor Alejandro Morales reafirma su lugar como una de las voces más provocadoras e imprescindibles de la literatura contemporánea. El autor chileno Alejandro Morales presenta su más reciente libro de narrativa, Los niños de nadie, una obra que se sitúa en la vanguardia del pensamiento literario contemporáneo al proponer una profunda reflexión sobre un contexto donde la historia se percibe al borde de su disolución, Morales articula una visión donde lo mítico, lo surreal convergen. Lejos de la nostalgia por un pasado perdido, su narrativa se proyecta hacia un decontrucción de ese gran inicio del cuento clásico: “Érase una vez”, evocando un vívido sentir no como realización concreta, sino como narrador presente, como fuerza en movimiento que dejó de ser un “no-lugar” para convertirse en un horizonte posible, en un proceso narrativo-histórico-social del que aún poco se atreven a contar. Los niños de nadie recoge esta visión y la encarna en una narrativa desde lo real maravilloso con lo concreto. La obra sugiere que la transformación del mundo, ya sea social, artística o existencial, no puede separarse de la imaginación radical, de esa capacidad de ver la literatura como un mero acto de embellecer, sino de contar lo que nadie quiere leer. Contar para existir: la necesidad humana de narrar. Escritor Chileno Alejandro Morales Publica su libro, sus historias no comienzan con “Érase una vez”, sino con “Hubo una vez un niño…” Alejandro Morales (chileno) Nací en Santiago de Chile un soleado miércoles de febrero en 1977. Ese día, dejé el vientre de mi madre, el cual fue mi primer hogar, y recibí por herencia el nombre de mi padre, más no el azul de sus ojos. Comencé a crear historias antes de aprender a leer y me entretenía con ellas en las horas de juego durante la infancia. Luego, me he movido en la poesía desde que tomé un lápiz para escribir.Muchas historias de antaño, sin embargo, no quedaron por escrito. La sed de aprender, debuscar, me llevó a conocer autores maravillosos, escribir durante la época escolar, participar dealgunos concursos y realizar el Diplomado de Escritura Creativa en la UDP hace dos años.Tintapujo me abrió las puertas en su edición de microcuentos “Textículos” este 2025 y ahora, hallevado de la mano a estos “Niños de Nadie” por este nuevo camino que se me presenta. by Floriman Bello Forjonell (poémese)

Autores Venezolanos, Novedad Literaria, Novela, Novela Épica, Teluria Editores, Tintapujo Editores

La Ilusión del Final Feliz: épica y existencialismo en la obra del Autor Venezolano J. N. Arrieta

Crónicas de Armagedón: El ascenso de los Akashas, publicada por Editorial Tintapujo Un (des)censo al conflicto eterno, donde el final no es redención, sino ceniza Cuando una roca surcó el cielo envuelta en llamas, los humanos miraron hacia arriba, ajenos al verdadero significado de ese presagio. No fue un meteorito, ni una casualidad cósmica: fue un fragmento de guerra. Así comienza Crónicas de Armagedón: El ascenso de los Akashas, la nueva novela de ciencia ficción oscura y épica del autor Venezolano J.N. Arrieta, que crea un universo donde el tiempo, la esperanza y la humanidad misma parecen resquebrajarse ante fuerzas que los superan. J. N. Arrieta no ofrece una historia de redención ni héroes inmolados en gestos grandilocuentes. Nos entrega un testimonio —crudo y sin adornos— de una guerra que comenzó mucho antes de que los humanos tuvieran nombre… y que tal vez ya está perdida. En esta obra, los Akashas y los Heraldos del Vacío no representan simples bandos opuestos: son entidades arquetípicas en conflicto eterno, cuyos ecos llegan a la Tierra sin previo aviso, arrastrando a la humanidad a una guerra que jamás comprendió. “No fue un accidente, no fue una coincidencia” Así sentencia una y otra vez la narrativa, como un mantra sombrío. La guerra no es elegida; es heredada. Los humanos, atrapados en medio de este conflicto cósmico, son testigos y víctimas más que protagonistas. Es aquí donde Arrieta subvierte la tradición de la ciencia ficción heroica: no hay salvadores, solo fragmentos de verdad enterrados en los escombros. Cada capítulo es una advertencia disfrazada de épica, un recordatorio de que, en este universo, no todos los relatos de guerra tienen un final… al menos no uno que se pueda contar. Y si el lector espera una salida gloriosa, Arrieta se anticipa: “…y si crees que hay un final feliz esperando al final del camino…” Ese “si” se convierte en una grieta por donde se cuela toda la desesperanza del libro. Porque no hay final feliz, solo cenizas. Y lo más inquietante es que, a pesar de todo, seguimos buscando uno. Crónicas de Armagedón: El ascenso de los Akashas se sitúa en un punto intermedio entre la narrativa épica y el existencialismo. A través de su prosa asfixiante, el autor interpela al lector: ¿cómo se lucha en una guerra que no se comprende? ¿Qué sentido tiene resistir si la derrota es el punto de partida? Lejos de dar respuestas, el autor nos lanza al abismo y nos obliga a mirar. Ese es su mayor mérito. Crónicas de Armagedón: El ascenso de los Akashas no es una novela para quienes buscan consuelo. Es una obra para quienes aceptan que algunas batallas se libran sin esperanza… y que aún así deben contarse. J.N. Arrieta nos ofrece un debut potente y profundamente humano, en un universo donde el heroísmo ha sido consumido por el vacío. A lo largo de la novela, J.N. Arrieta desafía la noción de un final feliz. La humanidad, atrapada en medio de fuerzas que la superan, debe enfrentar la realidad de que la victoria no es una opción, sino una mentira que desean creer. El autor juega con esta idea, presentando un mundo donde las cenizas son el único legado tangible de la batalla. Esta novela es un testimonio de la fragilidad humana en el vasto universo de conflictos que tal vez nunca comprenderemos del todo. J.N. Arrieta. Escritor venezolano nacido entre libros, ideas y silencios que se transformaron en palabras. Amante la ciencia ficción, la fantasía y el romanticismo, con un toque inevitable de sarcasmo y humor negro. Se tituló en Educación, mención Castellano y Literatura, en la Universidad de Los Andes, Núcleo Trujillo, Venezuela, obtuvo un Máster en Gerencia Educativa en la Universidad Rafael María Baralt. Más allá de las aulas y los títulos, encontró otro lenguaje en la cocina: es cocinero profesional y cree firmemente que cada sabor cuenta su propia historia.

Poesía

Fortuna: Un poema de Carlos Saravia

¡La ausencia de otro cuerpo garantiza mi éxito!Herencia sangrienta da vida.Destino trazado con lila.Cualquier paso dado es seguro y exitoso.La victoria duerme en su casa;la gloria corrió para armarla.Los tres poderes del estado le obedecen.La prensa de pie a la derecha.Militares cuidan su reja. Raíces entierran al pobre,aperturan las venas del mundo averiadoy dejan al rico en su torre. Carlos Saravia Aguayo vive en Santiago de Chile, es licenciado en literatura y miembro delClub de Exploración Escritural. Tiene algunas publicaciones en internet: “Destino perdido”en Revista Liriel Vol. 2; haikús en el portal de cultura de la Fundación Neruda; poesía enSanta Rabia Poetry; y “Chonchón en el Caleuche” en revista Chile del terror #5. Ademásdel poema “Buen provecho” en la revista tipo fanzine Asco Vol.1.-2024 (2) de Inti Ediciones.

Autoras Chilenas, Cuento, Relato, Tintapujo Editores

Feliz Cumpleaños. Un cuento de Catalina Parrado

El aroma a café mañanero provoca en mí la ansiedad bruta de enfrentar una nueva jornada.Cojo la bata y me dirijo a la cocina con lentitud, puesto que el único momento agradable del día consiste en recorrer el largo y cálido pasillo que otorga gratos segundos para disfrutar la inocencia adulta, esa que una elige creer para ignorar la latente realidad que, por muy cotidiana que sea, sigo sin acostumbrarme a ella. Raúl es digno de admirar. Se levanta apenas despierta y en quince minutos ya utilizó la ducha, vistiendo su clásica elegancia desde que nos casamos, con un dulce desayuno listo en mesa para recibirme junto a regalos. No puedo evitar amarlo y envidiarlo al mismo tiempo. ¿Qué debo hacer para sentirme como él?, ¿será un tema de tiempo o deberé aumentar las sesiones de terapia? Quizás no está en mi ADN la superación personal, pero tampoco es como si hubiese un manual que te guíe al camino de la felicidad, olvidando las responsabilidades propias de la vida y dejando atrás la nostálgica adolescencia que, si bien me reconforta, también me estanca. La oficina siempre igual, con los mismos rostros y la tarea habitual. Pareciera que sólo yo reconozco la monotonía del lugar. Mariela todos los días llega y se va con sus labios rojizos perfectamente delineados que protegen una espléndida sonrisa. ¿Será sólo una imagen fingida o realmente le nacerá su actitud? Deseo imitarla, pero también me conozco y sé que por dentro no es estar en sus zapatos lo que quiero. El equipo me saluda y celebra con una bondad genuina que busca en mí la aprobación moral del momento. Soy recíproca y les agradezco, contando los minutos para ir al baño y llorar en paz sin entenderme. Tarde o temprano me hundiré más y más en la infinita travesía de lograr madurar hasta por fin, algún día, aliviar este insaciable anhelo de vivir sin culpa la edad que tengo. Catalina Parrado (1999) Nació en Rancagua, Chile. Estudió Contabilidad y Auditoría en la universidad Diego Portales y actualmente dedicarse al rubro del control interno en la industria de seguros, residiendo en Santiago de Chile. Desde la adolescencia desarrolló interés y habilidad por la escritura, realizando relatos y cuentos cortos hasta el día de hoy, explorando la realidad social en primera persona, siempre desde un punto de vista psicológico y emocional. Ha participado en diversas antologías de cuentos bajo editoriales internacionales como Palabra Herida y Komala, como también publicado su primera compilación de relatos “Siénteme” (2024) en la plataforma digital InDream. Adicionalmente parte de su trabajo puede encontrarse en el tomo I de “Textículos” (2025) de la Editorial Tintapujo.

La voz de la mujer, Tintapujo Editores

Labores del Sexo

Recordando a Virginia Wolf en su ensayo de 1929, “Una Habitación Propia”, me imaginé a aquellas escritoras londinenses contemporáneas a Wolf, las que necesitaban para vivir de modo independiente, un aproximado de quinientas libras esterlinas por año. Consultando con chat Gpt, quien se ha transformado en mi “amigo”, esta cifra expresada a pesos o a dólares en la actualidad, sería insuficiente para vivir sola. Aunque Virginia, solamente hacía referencia a la necesidad de contar con un cuarto con pestillo. La sugerencia que hace la escritora en su ensayo, no es por casualidad, efectivamente la mujerrepleta de actividades familiares y deberes constantes entre hijos y cónyuge, no lograba el tiempo para avanzar en sus poemas o novelas, dado que, a esto se sumaba que la situación de la mujer frente al hombre, siempre ha sido el tener menores recursos. Y en este punto, no hablo de aquellas excepciones a la regla, sino, de la gran mayoría de las mujeres en la actual sociedad. Sin pretender caer en comparaciones entre géneros, en cuyo caso, me debería extender bastante más, continuaré mi análisis en relación a las pésimas condiciones con que las mujeres, le roban algo de tiempo a sus “deberes” que las colapsan en la mayoría de las veces, no permitiéndoles el esencial derecho al ocio. Si el título de este trabajo hubiera sido, Análisis de la ley 21.212 publicada el año 2020, que permitió ampliar la tipificación del femicidio y vino a endurecer las penas como una circunstancia agravante. Sanción que implica una pena de presidio mayor en su grado máximo a presidio perpetuo. Serían pocos los lectores de este artículo, salvo uno que otro despistado abogado. Por este motivo lo titulé “Labores del Sexo”, este último concepto se utilizó mucho hasta hace pocos años en mi país, Chile. Labores del Sexo, es la actividad con que se le asocia a la mujer en sus labores con el hogar. Algunos hombres que se definen feministas, generalmente políticos en tiempos de campaña, levantan banderas en favor de la mujer, diciendo que esta actividad está invisibilizada y poco valorada. Yo les diría, ¡Pero Hombres!! a quién le importa visibilizar esta horrenda asignación de tipo casi esclavista que aún se nos asigna en la actualidad. Ahora entiendo, el porque odiaba las clases de bordado de las monjas en mi colegio, mientras me escapaba a la biblioteca, que si bien tenía solo textos bíblicos y uno que otro interesante, era mejor que seguir el camino de “Labores del Sexo”. Acaso las “Labores del Sexo” no son en la actualidad lo mismo que decir “Dueña de Casa”, o pero aún “Jefa de Hogar”, es decir, continuamos asociando a la mujer con su lastimosa tarea de cuidadora del hogar, un hogar que es compartido con otros miembros del otro sexo, quienes muestran indiferencia o quizás una repentina voluntad magnánima de “ayudar con la casa”, como si la casa en si misma fuera una Entidad viva que solo se alimenta de la esencia femenina. A través de la historia y hasta nuestros días, podemos ver que pese a todos los movimientos feministas y esfuerzos de uno que otro gobierno más pro, en mejorar las condiciones de las mujeres en la sociedad, sigue existiendo una evidentebrecha entre las oportunidades e ingresos económicos de la mujer y el hombre. Organismoscomo la OIT y la ONU, siguen hablando de brecha salarial, a mayor abundamiento, la Organización Mundial del Trabajo, señaló en febrero del año 2025, es decir este año, que sigue existiendo una importante brecha salarial, ganando la mujer en promedio un 20% menos que el hombre. A modo de ejemplo, la OIT indicó que de 100 dólares ganados por el hombre, la mujer solo percibía unos 51,8 dólares, esto a nivel mundial, tanto para mujeres con mayor o menor especialización en su trabajo. Como el hombre siempre obtuvo mayores recursos que la mujer, tuvo además, el privilegio de optar a mejor educación, a las ciencias, artes y letras. Lo anterior, sin contar que, fue ausente total o parcialmente en el cuidado de los hijos y el hogar. De este modo, la historia del arte, las letras, la pintura, ciencias y toda expresión artística, ha sido gobernada por hombres, con una mirada sesgada y revisada por hombres no por mujeres. En este punto el género masculino podría defenderse y reprochar mi análisis, diciendo que si han existido mujeres que pudieron destacar por su voluntad y esfuerzo. Efectivamente siempre hay excepciones, y solo como ejemplo para no extenderme en los tortuosos caminos de aquellas que logran con gran dificultad destacar en un mundo masculino, es quemencionaré a la joven escritora Jane Austen, ”Orgullo y Prejuicio”. Una genio sin permiso para la educación y con un exceso de responsabilidad familiar, un milagro en la creación de sus obras, que nacieron a la vida en las peores condiciones que podría tener una mujer por aquellos días. Austen, luchó contra la falta de recursos, la muerte de su madre y familiares que dependían de ella, sin duda un gran talento. Según lo expuesto, ya no es tan fácil convencernos de aquel discurso, sobre los mayores talentos e inteligencia se dieron en los hombres versus mujeres. Es muy simple, mayores ingresos económicos, fueron sin duda mayores oportunidades en todas las áreas y esto nos vuelve a las sabias palabras de Virginia Wolf, la mujer y su pobreza. La falta de formación académica, de oportunidades laborales y sociales, nos ha relegado por décadas a un cuarto sin pestillo y sin posibilidad de disfrutar del arte, pintura, letras, ciencia o simplemente de un ocio merecido. A mayor abundamiento, los mejores y destacados escritores, contemporáneos a Wolf, como Byron, Shelley o Coleridge, disfrutaron de unacómoda situación económica y de la mejor educación que la Inglaterra de entonces les ofreció, en su mayoría no fueron autodidactas, fueron hombres con formación académica. Pero que pasa en la actualidad con nuestras condiciones frente al otro género. Según lo analizado y expuesto, esto no ha cambiado, y tristemente estamos lejos de poder

Poesía, Tintapujo Editores

Deja Vu: un poema de Aldo

Navego en estas notas que se desprenden de un sentimiento que no alcanzo a percibir, y estoy pegado a la última estaciónsin que esta lluvia deje de caer sobre mis hombros; y yo como un tonto, esperando ver tu sonrisa, mientras las gotas caen en el último sueño de la mañana. Y últimamente estoy confundiendo los deja-vus con los sueños, pero puedo asegurarte que aún recuerdo tus manos tibias y pequeñas sobre las mías, y aún siento tus labios rojos besando los míos; pero como puede ser que no recuerde tu rostro, ni donde te vi esa última vez: debajo de un sueño, entre las sábanas de vidas pasadas o en caminos cruzados de la eternidad. Aldo Marcel Muñoz Hernández / México Escritor aficionado desde los quince años, comencé escribiendo letras de canciones, hasta armar mi primera novela en mi adolescencia: “Viviendo en la Muerte”; después de tiempo escribí un cuento, una especie de charla con mi otro yo, “Decadente Historia de una Mente en Decadencia”. Actualmente, doy a conocer mis escritos en las redes donde subo videos, narrando y presentando fragmentos de mis letras en: @papel_y_tinta666 y en TikTok: @letraslibres666

Desplazamiento al inicio